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Manipular el Banco de la República: La puerta de entrada al autoritarismo

El Banco de la República es una de instituciones más importantes del país, pero que ha sido históricamente invisibilizado por la opinión pública. Su creación fue fundamental para enfrentar las diversas crisis económicas domésticas y globales durante los últimos 100 años. Siendo vital para la lucha contra la inflación, el crecimiento económico, la lucha contra la pobreza y la desigualdad.

En las sombras del debate público, el Banco de la República ha sido una de las instituciones cruciales para la estabilidad económica de Colombia, aunque poco comprendida por la ciudadanía. Su creación respondió a la necesidad urgente de frenar la hiperinflación y organizar de forma técnica y centralizada la política monetaria del país. A lo largo del tiempo, su autonomía ha sido un pilar para evitar el uso político del dinero y proteger la economía de los vaivenes del poder. Sin embargo, en contextos donde el autoritarismo acecha, manipular su independencia puede ser la primera señal de una deriva peligrosa para la democracia. Este texto analiza cómo y por qué su independencia es esencial, así como los riesgos que enfrenta hoy esta institución clave.

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102 años de historia definiendo el futuro económico del país

Como respuesta a la necesidad de enfrentar la hiperinflación anual del 300% derivada de la guerra de los Mil Días, así como de unificar la emisión monetaria, el manejo del crédito internacional, la tasa de cambio y las reservas internacionales, el gobierno colombiano contrató una misión internacional conocida como la Misión Kemmer (Meisel-Roca et al., 2017). A partir de sus recomendaciones, en 1923 se creó el Banco de la República mediante la Ley 23 de ese mismo año, con el objetivo de centralizar la política monetaria, cambiaria y crediticia en una sola institución, independiente de los bancos comerciales.

Uno de sus principales logros fue la unificación de la moneda. Hasta entonces, durante buena parte del siglo XIX y comienzos del XX, los bancos comerciales estaban autorizados para emitir su propio papel moneda. La creación del Banco de la República puso fin a este desorden monetario, estableciendo un único emisor que garantizara reglas claras y uniformes para todo el sistema financiero.

No obstante, a lo largo de su historia, el banco ha experimentado diversas reformas con el fin de adaptarse a las necesidades económicas del país. El primer cambio significativo ocurrió tras la Gran Depresión de 1929, que obligó a modificar su estructura interna. Desde entonces, se permitió la participación del gobierno nacional en su dirección, a través del Ministerio de Hacienda, la Federación Nacional de Cafeteros y las Cámaras de Comercio. En segundo lugar, el Banco abandonó el patrón oro como respaldo del papel moneda.

Esta decisión fue una respuesta ágil a la crisis global. A partir de entonces, el dinero dejó de estar respaldado por metales preciosos como el oro o la plata, y comenzó a sustentarse en la confianza. Como explica Pérez Reyes (2020), antes se retiraba papel moneda del banco a cambio de dejar una contrapartida en metal; desde la década de 1930, el respaldo pasó a ser la creencia colectiva de que ese billete podía ser intercambiado por bienes y servicios, lo cual se sostiene en la dinámica de la oferta y la demanda.

Posteriormente, en 1949, y siguiendo las recomendaciones de una misión estadounidense, el Banco de la República comenzó a otorgar créditos subsidiados al sector privado con el objetivo de dinamizar la economía nacional. No obstante, la junta encargada de aprobar dichos préstamos estaba integrada por representantes tanto del sector público como del privado, lo que generaba conflictos de interés y riesgos de sesgo. La principal preocupación era que algunos miembros pudieran utilizar su posición para favorecer a los sectores económicos que representaban, distorsionando así la competencia en el mercado.

Ante esta situación, en 1963 se creó la Junta Monetaria, una nueva instancia responsable de definir las políticas monetarias, crediticias y cambiarias del país. Esta junta estaba conformada por altos funcionarios del gobierno, siendo presidida por el Ministro de Hacienda. Mientras tanto, el Banco de la República conservaba su junta original y asumió la ejecución de dichas políticas.

Sin embargo, surgieron dos grandes problemas: en primer lugar, el Banco continuaba siendo una institución híbrida entre lo público y lo privado, lo que dificulta la toma de decisiones imparciales; en segundo lugar, los intereses particulares de algunos funcionarios del alto gobierno influyen en las decisiones, ya que buscaban beneficiar a los sectores que representaban, reproduciendo así los sesgos que se intentaban corregir.

Por tal motivo, en los años 70 ‘s aumentó la inflación por la gran cantidad de créditos otorgados por el banco. La inflación funciona cuando hay más demanda que oferta, ya que no se logra producir al mismo ritmo (BBVA, 2025). Por tanto, al haber más dinero del necesarios dentro de la economía colombiana en ese periodo, los precios subieron hasta un 30% interanual que afectaba al poder adquisitivo de los colombianos.

Por esta razón, durante este periodo se decidió nacionalizar por completo el Banco de la República. A comienzos de la década de 1980, además, se optó por otorgarle plena autonomía respecto al gobierno de turno, con el objetivo de garantizar la independencia en el diseño y ejecución de la política monetaria.

Con la promulgación de la Constitución de 1991, el Banco de la República pasó a estar dirigido por una Junta Directiva compuesta por siete miembros: el Gerente General, el Ministro de Hacienda y cinco codirectores. El gobierno únicamente puede nombrar a un máximo de dos codirectores por un periodo de cuatro años, siempre y cuando haya finalizado el periodo de sus antecesores. Por su parte, el Gerente es elegido por la propia Junta Directiva.

Este diseño institucional busca asegurar que el gobierno de turno no tenga mayoría dentro de la Junta, garantizando así la independencia técnica del banco central en la toma de decisiones.

El banco tiene como funciones principales las siguientes:

  • La política monetaria: Controlar la inflación y mantener la estabilidad del poder adquisitivo. Esto a través de regular el dinero en la economía y manejando la tasa de interés de intervención.
  • La política cambiaria: Contribuir a la estabilidad del mercado de divisas y del tipo de cambio. Participando en el mercado cambiario, comprando o vendiendo divisas, administrando las reservas internacionales. Actualmente, Colombia tiene un régimen flexible, por tanto, el banco no impone tasas fijas de cambio, como sucede en países como Argentina, pero sí interviene en situaciones excepcionales.
  • Política crediticia:  Orientar el crédito en la economía, garantizando su estabilidad y sostenibilidad. A través de regulaciones al sistema financiero, como límites al crédito, tasas mínimas o máximas, condiciones para ciertos sectores.

Para efectos de esta columna, se enfocará la explicación a su función de control de la inflación. Considerando que, desde la pandemia, Colombia enfrenta niveles elevados de inflación, lo cual ha conllevado a serios retrasos en la lucha contra la desigualdad y la pobreza.

Las tasas de interés de intervención: La primera línea contra la inflación

Desde el año 2022, el Banco de la República comenzó a incrementar sus tasas de intervención como respuesta al acelerado aumento de la inflación, que en ese momento se ubicaba en un 2 %, pero mostraba una tendencia creciente. La Junta Directiva advirtió al país sobre las consecuencias económicas derivadas de las medidas de confinamiento decretadas por el entonces gobierno de Iván Duque, así como del incremento del gasto público para enfrentar la emergencia sanitaria (La República, 2020).

Estas medidas provocaron una disminución en la producción empresarial y, simultáneamente, un aumento en la demanda por parte de los hogares confinados, lo que generó presiones inflacionarias, especialmente en los precios de bienes esenciales como los alimentos.

En su momento, el Banco fue enfático en señalar que el aumento de las tasas de interés no tendría un efecto inmediato sobre la reducción de precios. Sin embargo, se trataba de una medida necesaria para controlar el exceso de demanda. Dado el impacto del COVID-19, se proyectaba que tanto la recuperación económica como la estabilización de la inflación tomarían varios años.

El aumento de las tasas buscaba desincentivar el gasto y fomentar el ahorro, con el fin de equilibrar la relación entre oferta y demanda, y así contener la escalada de precios. Esto se reflejaba en mayores costos de financiación para los consumidores, como en el caso de las tarjetas de crédito y otros productos financieros (ver gráfico 1). Si bien el Banco de la República no fija directamente las tasas de interés comerciales, sí incide sobre las tasas interbancarias, que son las utilizadas por las entidades financieras para otorgar crédito entre sí.

Gráfico N°1: Control de la inflación por parte del Banco de la República

Econo-cimientos: Canales de transmisión de la política monetaria | Banco de  la República
Tomado de: Banco de la República. (2024). Econo-cimientos: Canales de transmisión de la política monetaria. https://www.banrep.gov.co/es/banrep-educa/econo-cimientos/canales-transmision-politica-monetaria


Para marzo del 2023 la inflación llegó a su punto más alto, alcanzando el 13,34%. Desde este punto, las tasas de interés empezaron a tener efecto, las cuales para la época estaban en 13%, aumentando hasta un pico de 13,25% (ver gráfico 2). Como resultado, cuando las tasas y la inflación alcanzaron su punto máximo, las dos empezaron a reducirse bajo un efecto proporcional.


Gráfico N°2: Histórico tasas de interés (izquierda) e histórica inflación (derecha)

Tomado de: La República. (2024, junio 29). Las tasas de interés del Banco de la República vuelven a niveles de octubre de 2022. Diario La República. https://www.larepublica.co/economia/las-tasas-de-interes-del-emisor-vuelven-a-los-niveles-de-octubre-de-2022-3897579 Trading Economics. (2025). Colombia—Tasa de inflación | 1955-2025. https://es.tradingeconomics.com/colombia/inflation-cpi

El ajuste en las tasas de interés, sumado a la reactivación económica tanto empresarial como del consumo, permitió reducir la inflación a un 5,1 % en marzo de 2025. Si bien esta cifra representa una mejora significativa, todavía se encuentra lejos del nivel pre pandemia del 3,8 %. Para lograrlo, el Banco de la República mantuvo congelada la tasa de intervención en 9,5 % desde enero del mismo año, medida que ha sido clave en el control de la inflación.

No obstante, esta decisión ha sido objeto de críticas por parte del presidente Gustavo Petro, lo que ha generado preocupación en sectores técnicos y económicos. Las declaraciones del Ejecutivo han sido percibidas como un riesgo para la legitimidad del Banco de la República, ya que podrían debilitar la confianza institucional y abrir la puerta a una injerencia indebida en su autonomía.

El riesgo de perder la independencia: camino hacia el autoritarismo

La independencia del banco central respecto del poder político es una garantía fundamental para evitar el uso de la política monetaria con fines electorales o ideológicos. Tal como lo señalan autores como Pierre-Manigat (2020), la lucha contra la inflación y la estabilidad monetaria deben ser objetivos de interés general, no sujetos a intereses partidistas. La captura política del banco central representa un riesgo considerable: al subordinar la política monetaria a intereses particulares, se abre la posibilidad de distorsionar la economía —tal como ha ocurrido en otros países de la región.

Un caso paradigmático es el de Venezuela. A partir de la reforma de los artículos 65 y 71 de la Ley del Banco Central de Venezuela (BCV), durante el gobierno de Hugo Chávez, la entidad perdió su autonomía y se vio obligada a transferir sus utilidades directamente al Ejecutivo, sin evaluar su sostenibilidad financiera (Anzola, 2018). En 2009, la legislación fue modificada nuevamente, autorizando al BCV a financiar de forma directa e ilimitada a empresas estatales como PDVSA, utilizando incluso las reservas internacionales. Finalmente, en 2015, se eliminó por completo su independencia, permitiendo al presidente nombrar y remover discrecionalmente a los miembros del directorio del banco.

Estas reformas permitieron que tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro utilizaran el banco central para financiar gasto público de forma desmedida. Esta estrategia sirvió para consolidar apoyos y garantizar reelecciones, financiando programas sociales que, si bien fueron populares en su momento, terminaron por socavar la estabilidad económica del país. Los mandatarios justificaron estas medidas bajo un discurso populista, afirmando que el banco debía priorizar la “responsabilidad social” sobre la “acumulación de capital” (Anzola, 2018). No obstante, los efectos de estas políticas no se hicieron esperar.

La impresión descontrolada de dinero generó un proceso hiperinflacionario sin precedentes: en 2020, la inflación alcanzó el 2.986 %, y el bolívar perdió casi por completo su valor, imposibilitando la adquisición de bienes básicos y forzando a millones de venezolanos a emigrar. Paradójicamente, la inflación sólo comenzó a disminuir a partir de 2024, no por políticas gubernamentales o del BCV, sino por la dolarización informal de la economía venezolana, con un mercado paralelo que desplazó al bolívar como medio de cambio.

Colombia: una advertencia a tiempo

A diferencia de Venezuela, la independencia del Banco de la República en Colombia ha sido preservada gracias a la solidez institucional. Sin embargo, las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro —cuestionando la decisión de mantener altas las tasas de interés y desestimando estudios técnicos sobre la reforma laboral— representan una señal de alerta.

Calificar de “politización” las decisiones del Banco o deslegitimar sus fundamentos técnicos constituye una estrategia peligrosa que debilita la democracia. En el contexto actual, Colombia enfrenta múltiples desafíos: una economía global incierta que puede presionar los precios internos, un aumento sostenido del gasto público y el inicio del ciclo electoral para 2026. Estas circunstancias pueden convertirse en incentivos para presionar políticamente al Banco de la República con el fin de obtener réditos electorales.

Si bien el país atraviesa dificultades económicas, lo cierto es que Colombia ha mostrado una notable estabilidad macroeconómica incluso en las peores crisis de las últimas cuatro décadas. Por ello, la ciudadanía no debe dejarse seducir por discursos “mesiánicos” que prometen bienestar inmediato a costa de comprometer la independencia del Banco. El debilitamiento de esta institución puede parecer una solución atractiva en el corto plazo, pero conlleva consecuencias profundas que amenazan la estabilidad económica y democrática del país. 

Referencias:

Anzola, V. (2018, julio 25). Violaciones a la autonomía del BCV atentaron contra la estabilidad en los precios. Transparencia Venezuela. https://transparenciave.org/violaciones-a-la-autonomia-del-bcv-atentaron-contra-la-estabilidad-en-los-precios/

BBVA. (2025, abril 9). ¿Qué es la inflación y cómo se calcula? Así afecta a la economía de un país y a los bolsillos de sus ciudadanos. https://www.bbva.es/finanzas-vistazo/ef/finanzas-personales/que-es-la-inflacion-y-como-se-calcula.html

La República. (2020, agosto 4). Las tasas de interés por debajo de la inflación fomentan el acceso a los créditos. Diario La República. https://www.larepublica.co/finanzas/las-tasas-de-interes-por-debajo-de-la-inflacion-fomentan-el-acceso-a-los-creditos-2989265

Meisel-Roca, A., Sánchez-Torres, F., Bedoya-Ospina, J. G., Jaramillo-Echeverri, J., Gómez-Pineda, J. G., Hernández-Gamarra, A., Boada-Ortiz, A., Gómez-Restrepo, C., Ocampo-Duque, M., Hommes-R., R., Melo-A., J. E., Hernández-Correa, G., Gamba-Tiusabá, C., Gómez-González, J. E., Perez-Reyna, D., López-Enciso, E. A., Vargas-Herrera, H., Rodríguez-Niño, N., Urrutia-Montoya, M., & Junguito-Bonnet, R. (2017). Historia del Banco de la República 1923-2015 (332.1109861). Banco de la República de Colombia. https://doi.org/10.32468/Ebook.664-366-5

Pérez Reyes, A. del C. (2020). Evolución del dinero fiduciario. Desaparición inexorable del dinero metálico y las innovaciones financieras sobre las que se apoya. https://hdl.handle.net/11441/107800

Pierre-Manigat, M. (s. f.). La independencia del banco central y su papel en el dominio del capital financiero sobre el Estado. Íconos. Revista de Ciencias Sociales, 66, 213-229.

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