A propósito de una columna que escribí hace un tiempo, en donde se planteó una reflexión sobre la situación de las mujeres en Arabia Saudita, algunas colombianas manifestaron su rechazo y conmoción. Usualmente son reacciones en contra de la represión a la cual son víctimas las mujeres iraníes y saudíes. Incluso, es común escuchar la expresión: “Menos mal soy colombiana”, pero ¿acaso vivimos en un país en donde se respeta la igualdad y los derechos de la mujer?
A pesar de que la brecha salarial entre hombres y mujeres disminuyó en 2018, pues se afirma que en 1998 era del 14,7 % y actualmente es de 7,05%, según un estudio realizado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, las mujeres seguimos estando en desventaja frente al género masculino luego de 20 años. En variables como el desempleo, el DANE registra que para los varones en el trimestre móvil marzo-mayo de 2018 fue 7,4%, mientras que para las mujeres fue 12,4%. Al parecer, el artículo 43 de la Constitución del 91 que promete igualdad de derechos y oportunidades a hombres y mujeres en la realidad no es tan cierto, por lo menos para el género femenino.
En cuanto a la violencia contra la mujer en Colombia, las cifras no son nada alentadoras. Según reportes de Medicina Legal hasta mayo de 2017 se habían registrado 3.295 casos de violencia perpetrada por la pareja y hasta mayo de 2018 se registraron 3760 casos. El aumento también ocurrió en los casos de feminicidio, 81 mujeres fueron asesinadas de enero a mayo de 2018, 21 más que en el año anterior. Lo más preocupante de estos casos es que la mayoría quedan impunes. La Fiscalía General de la Nación reveló que de 345 casos de feminicidio registrados desde 2013 a 2017, tan solo 53 casos han sido condenados.
Ser mujer en Colombia implica afrontar desigualdad y vulneración a nuestros derechos. Aunque se han realizado campañas para manifestar nuestro rechazo a esta situación, las condiciones mejoran a paso lento o incluso empeoran. El Estado y la justicia colombiana han demostrado que les ha quedado grande la labor de protegernos, por eso hoy quiero invitarlas a que nos protejamos entre nosotras, a que no dejemos de manifestar nuestro descontento frente a este realidad y lo más importante, las invito a que brindemos ayuda a cualquier mujer que esté en situación de vulnerabilidad.
Maria Alejandra Ramírez Jaraba. Con disciplina y amor se logran las metas. Internacionalista