El panorama del primer día sin IVA en Santa Marta fue tan vergonzoso, que sentí nostalgia al ver la falta de consciencia de los colombianos frente a la crisis mundial que enfrentemos, un virus que mata gente y aun así a nadie le importa, claro, hasta que se registre el primer caso positivo en la familia, creo que sería la única manera que entendamos la magnitud de lo que es el Covid-19. Pero perdón, ya me estoy desviando de lo que quiero contarles.
Tan solo eran las 10:00 de la mañana cuando bajé del transporte público en la Avenida Campo Serrano uno de los sectores que mayores focos de aglomeraciones tuvo durante la jornada del día sin IVA, puesto que está ubicado en el centro de la ciudad en donde se encuentra el comercio y el mercado público; con tan solos unos segundos, observé una cantidad de personas con tapabocas, sin tapabocas, con guantes, sin guantes, con niños, sin niños, embarazadas y hasta adultos mayores, sentí tanto miedo que hasta dije con preocupación, “Santa Marta nos jodimos, tu gente no entiende lo que es quedarse en casa, que sinvergüenzura más grande”.
Y este panorama folclórico de las personas allí, fue resultado de la decisión de la alcaldesa Virna Johnson en el decretó 173, que indicó que durante este importante día de la reactivación de la economía no entraría en vigencia el ‘Pico y Cédula’ para establecimientos comerciales sino el ‘Pico y Género’, lo que significaba que las mujeres podría salir desde las 6:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde y los caballeros desde las 4:00 hasta las 12:00 de la media noche, una medida con la que ingenuamente pretendían evitar multitudes a las afueras de los supermercados, almacenes y centros comerciales.
Sin embargo, el ‘Pico y Cédula’ aplicaría para las personas que requerían realizar diligencias bancarias, es decir, una ayudita para las familias que coincidían con la medida, el hombre saca el dinero la mujer hace las compras y después todos felices para la casa con la oferta, para que preocuparse por la comida, si puedan llamar a la alcaldía y decir que no tienen trabajo ni dinero para sobrevivir en la pandemia, suena tan cruel, pero están real en algunas familias.
Aunque debo reconocer, que este panorama vergonzoso no solo se registró aquí sino en muchas ciudades de Colombia. Sin embargo, a pesar de todo, debo destacar la dificultosa labor de los pequeños, medianos y grandes comerciantes, muchos cumplieron sus protocolos de bioseguridad y sus empleados se preocupaban por mantener la distancia entre las personas, una tarea no sencilla en medio de las extensas filas.
Con todo esto, la reflexión que me llevo después de terminar mi jornada como periodista en Santa Marta es, si en vez de dar permiso para salir a la calle a comprar, estimulamos el comercio electrónico, en educar a los colombianos en la venta y compra de productos a través del internet y de esta manera evitar que salgan de sus hogares buscando contagiarse del pequeño pero peligroso virus. El Gobierno Nacional y la Federación Nacional de Comerciantes deben replantear las estrategias de reactivación de la economía porque el mundo cambio, y los colombianos debemos aceptarlo, esta realidad es una oportunidad para que Colombia elimine la brecha digital que no nos ha permitido que avancemos en tecnología.
¡Por favor, quédate en casa!
Profesional en periodismo por la Universidad Sergio Arboleda, con experiencia en medios tradicionales y digitales.