La fundación Origen tiene un programa de formación de líderes que busca no solo cambiar la trayectoria de vida de ellos, sino la del país. Joseph Fuentes es el mejor ejemplo de que sí funciona.
Joseph Fuentes, un joven del barrio San Cristóbal, uno de los más pobres de Bogotá, tuvo hace cuatro años una experiencia que le cambió la vida. No fue ni una enfermedad, ni un accidente, ni siquiera la muerte de un ser querido. Fue una beca para hacer un curso de liderazgo de seis meses con la fundación Origen, que abría sus puertas en ese momento, cuando él tenía 18 años, terminaba el bachillerato y en sus ratos libres trabajaba en su comunidad.
Entre sus planes solo estaba graduarse y encontrar un empleo para ayudar a sostener a su familia, pero el primer día recibió una gran lección. Recuerda que la reacción inicial fue aislarse porque entre sus compañeros de clase había personajes ajenos a su realidad, gente proveniente de otros estratos y profesiones diversas. Estaba, por ejemplo, una científica de la Universidad Sergio Arboleda, un músico y empresario, y algunos altos ejecutivos de multinacionales.
Una gran brecha los distanciaba: su vida había trascurrido entre la pobreza, las pandillas, la droga y la desesperanza.
No hacia mucho tiempo habían matado a un conocido suyo del barrio; su propio hermano estaba sumergido en el mundo del vicio y él había hecho parte de estas bandas. En la primera oportunidad que tuvo de hablar ante el grupo dijo lo que él y muchos en su barrio sentían. “Ustedes tienen la culpa de que yo tenga que vivir todo esto. A ustedes les ha tocado fácil y a mí no”. Una de sus compañeras lo interrumpió y le dijo: “Yo no elegí dónde nacer y yo no tengo la culpa de su desgracia”
Joseph se quedó callado pero en su mente esas palabras resonaron. Su compañera tenía razón: nadie era culpable de su destino y parte de lo que pensaba se debía a prejuicios sin fundamento. Llegó a la conclusión de que para construir un mejor país es necesario que esos dos mundos, el de los ricos y los pobres, se encuentre para forjar los grandes cambios. Además de eso, comprendió que su futuro estaba en sus manos.
El programa de liderazgo de Origen fue fundado hace cinco años por Francisco Manrique para preparar al país frente al reto de la globalización. Es diferente a todos porque busca alumnos de todos los estratos y profesiones. “Esta es una sociedad diversa pero no lo hacemos evidente”, señala Rosita Manrique, quien hace parte del equipo. Además de esto tienen una visión de líder diferente de la tradicional. Este personaje no es aquel que debe saber mandar para que otros los sigan, sino alguien capaz de conectarse con sus sueños y miedos, que sabe pedir ayuda y, sobre todo, que tiene capacidad de servicio.
Durante los seis meses del curso, Joseph aprendió a soñar y en ese proceso se convenció de que podía aspirar a mejores cosas. Decidió ser abogado, y no de cualquier universidad. “Yo solo quería en la Libre porque siempre he admirado a Jorge Eliécer Gaitán”. Mientras cursa sexto semestre de Derecho trabaja en una reconocida firma de abogados, y ya está adelantando papeles y aprendiendo francés para ir a estudiar a París. Dedica los fines de semana a un voluntariado en su barrio donde ha tenido la oportunidad de ayudar a otros. “No es cuestión de plata. Lo que yo les digo: ‘si yo puedo soñar usted también’”, dice.
Los candidatos de Origen se escogen teniendo en cuenta el impacto que pueden tener en su organización y comunidad. Y Fuentes es la mejor prueba de que su metodología y enfoque funcionan pues no solo el curso le cambió su trayectoria de vida, sino que él se la está cambiando a otros. En su familia se ha convertido en el primero que va a la universidad y eso ha sido no solo una fuente de admiración, sino de inspiración. El mayor de sus hermanos dejó la droga y está estudiando una carrera técnica, y su hermana menor, que aún no se ha graduado del colegio, ya decidió estudiar Ingeniería.
Publicado en Semana.com el 12/22/2012