“Las niñas siempre han cambiado el mundo, y esta generación puede hacerlo aún mejor.” Con esta frase las Naciones Unidas conmemora el Día de las Niñas. En el año 2011 se estableció por esta organización la celebración del Día Internacional de la Niña. El objetivo de esta fecha es resaltar la ardua e importante labor que cumple el género femenino en la vida humana. Pero como todo en la vida, hay un infinidad de temas dentro de un tema; por lo tanto, es pertinente acotar la discusión en aquellas niñas que han sido abusadas sexualmente.
Según El Tiempo “Entre enero y agosto del presente año se han reportado 17.574 casos de presuntos delitos sexuales de los cuales 15.408 tendrían como víctimas a menores de edad.” Además, es importante señalar que según Medicina Legal, de estos 15.408 delitos, 13.072 víctimas eran mujeres y 2.336 hombres, es decir que, el 84.8% de los casos señalados son niñas. Cabe resaltar que, según el Instituto Colombiano para el Bienestar Familiar, aproximadamente el 42% de la violencia sexual es perpetuada por personas del círculo cercano de la víctima.
¿Pero qué pasa con todas aquellas personas que no han denunciado? Es evidente que denunciar no es tarea fácil, y mucho más si el abusador hace parte del núcleo familiar. Ellas y ellos tienen el temor de hacerlo por la estigmatización y la revictimización de ser considerada víctima de violencia sexual, en especial los niños. Ahora bien, les pregunto ¿Cómo hacer para visibilizar también los abusos sexuales perpetuados a niños?
Más allá de presentar un texto con cifras y datos importantes, lo que deseo con el presente texto es enviar un mensaje a todas aquellas niñas que guardan silencio. Quiero enviar un mensaje de aliento, de fuerza, de amor. Quiero que sepan que no están solas, que tienen el derecho a disfrutar de ser niñas, de salir a correr por las calles, de jugar fútbol o estudiar ingeniería. Ustedes son las que están cambiando el mundo.
No soy un experto en psicología, y sé que hay momentos difíciles en la realidad de cada persona, pero no por eso se tiene que dejar de luchar. Su historia puede cambiar la vida de jóvenes, adultos, ancianos, que han soportado en silencio el abuso sexual. No se queden calladas, levanten su voz en contra del abuso sexual. Manifiéstense y demuéstrenle al mundo que su historia permitirá erradicar parte de esta problemática.
Quiero terminar resaltando y agradeciendo a todas aquellas personas que han logrado sobreponer su vida por encima del dolor y la tristeza que conlleva ser víctima de abuso sexual. Son unas duras, unas tesas, son un ejemplo para todos los colombianos. Su testimonio es un mensaje claro, este tema nos convoca y concierne a todos, más allá del género, de su orientación política o de si somos o no víctimas de violencia sexual.