El pasado 10 de diciembre de 2018 al celebrarse a nivel mundial el día de los derechos humanos, en la ciudad de Bogotá D.C. – Colombia, se llevó a cabo el II Foro Interamericano de Derechos Humanos titulado “Todos por Igual”. En este evento, se contó con la participación de diferentes entidades nacionales e internacionales y de personas con amplia trayectoria en esta materia. Entre estos, operadores judiciales, académicos, víctimas e integrantes de los cuerpos diplomáticos. Allí, se conmemoró el septuagésimo aniversario de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Coincidiendo, además, en la ciudad en la cual fue declarada y diseñado el andamiaje jurisdiccional del actual Sistema Interamericano de los Derechos Humanos.
Como dato histórico, durante el siglo pasado una vez estalló uno de los conflictos bélicos más sanguinarios y perjudiciales en la historia de la humanidad. Me refiero a la Segunda Guerra Mundial, se produjeron una serie de dificultades en el ámbito económico; jurídico; político; social. Tristemente, derivaron en fenómenos de magnitud universal respecto a la protección de los derechos de las personas. Para ese entonces, toma importancia a nivel internacional el respeto a los Derechos Humanos. Dichos derechos, buscaban mitigar los rezagos de la barbarie de la guerra entre naciones. Además de los conflictos internos que vivían un puñado de países para esas calendas y, que sin ser actores principales de dicho conflicto, sentían el “coletazo” de las decisiones bélicas que se tomaban al otro lado del mundo.
De lo anterior podemos colegir que estos fenómenos marcaron un hito en la historia de la humanidad y que al día de hoy son pilares para tratar de mantener un equilibrio socio-político en diferentes regiones del globo terráqueo. Como ejemplo de lo anterior, podemos tomar el fin de la segunda guerra mundial (1945), cuya finalización permitió la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) – (1945).
Ahora, como ejemplo cercano es de recordar el suceso denominado como “El Bogotazo”. El suceso ocurrió el 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. Este lamentable suceso fue el génesis de una ola de violencia en la capital de la Republica de Colombia y rápidamente se extendió a las diferentes regiones. Dando así, inicio, a mi consideración, al conflicto armado interno más extenso y doloroso del mundo.
Fue por esos días que en Bogotá se celebraba la novena Conferencia Internacional Americana. Luego de que por causas relacionadas a la segunda guerra mundial, fuera aplazada en múltiples ocasiones. Una vez culminó el conflicto mundial, se escoge a Bogotá para llevar a cabo la convención internacional. Lugar donde se promulgó la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Siendo algo paradójico ya que, los acontecimientos de violencia a raíz de tendencias políticas que se habían presentado, se agudizaban por ese entonces en Colombia.
Tras haber transcurrido 70 años desde la promulgación de la mencionada declaración, es preocupante que sigan ocurriendo cruentos acontecimientos. Tanto por acción u omisión, de Estados, grupos armados y sociedad en general.
De los cruentos acontecimientos, surgen ciertas inquietudes: ¿acaso es por la falta de conocimiento de la existencia de los deberes que ostenta cada persona? O, en el peor de los casos, ¿se debe a la facilidad para violentar dichos derechos simplemente por ver un sistema judicial interno y externo “ambiguo”?
Es por ello que, surge la necesidad de alinear los estándares internacionales de protección y de aplicación de sanciones ejemplarizantes hacia los responsables. Además, de propugnar e impulsar una pedagogía acerca de los derechos y deberes que nos comportan dentro de la sociedad.
Como corolario de lo anterior, nuestra misión desde el hogar (familia) concebido como el núcleo fundamental de la sociedad, es la de recuperar los principios y valores que con el pasar del tiempo han ido desapareciendo. Si logramos retomarlos exitosamente, seguramente estaremos frente a nuevas generaciones de agentes de cambio positivo a favor de nuestra sociedad.
Colombiano con idiosincrasia paisa y costeña – creyente en Dios. Abogado/Conciliador, Especialista en DD.HH y DIH (promotor y defensor). Inv. Judicial – consultor jurídico/político. Apasionado por ideas propias y ajenas generadoras de cambios positivos en la sociedad, niñez, educación, política, servicio social, medios de comunicación, FF.AA-PONAL y la construcción de un mejor país.
Muy buena intervención respecto a un problema universal. El error radica en la falta de apoyo estatal a las organizaciones defensoras de Derechos Humanos. Un abrazo Dr.
Con agrado,
JULIAN NUÑEZ C.
Hola Julian, gracias por participar, te invitamos a que te unas a nuestro Facebook Live a las 6pm este martes
Excelente artículo, que nos exhorta a ser partícipe y promotor de la formación que viene desde el hogar creando hábitos de buenos valores y principios básicos como lo es el respeto, el compromiso, la honestidad, la responsabilidad, amor propio y por lo nuestro