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Foto tomada de: https://www.elcolombiano.com/

16 curules de paz no pueden premiar la impunidad

Las 16 curules que tendrá de ahora en adelante el Congreso de la República, no pueden premiar la impunidad. Y es que, el día de ayer, Emilio Archila, Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, anunció que el Gobierno respetará y dará cumplimiento a las sentencias emitidas por la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, en torno a la creación de 16 circunscripciones de “paz”.

La decisión previamente descrita, puede traer 2 caminos. Por un lado, un camino en el que las víctimas sean resarcidas y que tengan voz en donde sus victimarios (FARC), ya la tienen. Por otro lado, un camino algo desesperanzador, en donde las nuevas curules sean entregadas a miembros o personas afines del grupo terrorista FARC.

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Caminos de las curules de paz

El primer camino, es el de los justos. Desde la firma del Acuerdo de La Habana, la impunidad ha brillado en todos los escenarios, los victimarios han tenido beneficios que ningún otro colombiano tiene y las víctimas han quedado en el olvido. Darle voz a las personas que sufrieron atroces crímenes como violaciones, secuestros, asesinato de padres o hijos, extorsiones, amenazas, etc. Sería darle voz, por fin, a las víctimas del grupo terrorista FARC.

El otro camino es espinoso y podría traer grandes consecuencias para el país. Darle 16 curules más a quienes por más de 50 años asesinaron, violaron, secuestraron, extorsionaron, etc. Es premiar al terrorismo, demostrando una vez más que lo acordado en Cuba, no fue nada más que innumerables beneficios para los miembros FARC y sus afines. Lo anterior, no solo sería una humillación a las víctimas, que ya tienen que ver cómo los cabecillas FARC son congresistas, también sería un gran riesgo para la democracia de nuestro país.

Las 16 curules de paz deben ser para las víctimas de las FARC. El mensaje debe ser claro: el crimen no paga. Si esto no llegara a suceder, el anterior mensaje estaría siendo deconstruido, y criminales de lesa humanidad, hoy prófugos, podrían volverse aún más violentos, para lograr los mismos beneficios que tienen hoy las FARC.

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