En esta semana se ha llevado a cabo en la Jurisdicción especial para la paz (JEP), distintas jornadas declaratorias, de las personas que estuvieron secuestradas por las F.A.R.C. Aunque los colombianos pudimos ver por los medios las atrocidades a las que estas personas eran condenadas, escucharlo en primera persona es aún mucho más espeluznante.
A principios del siglo XXI los colombianos nos acostumbramos a ver pruebas de supervivencia. En dichas pruebas de supervivencia, los secuestrados se veían “chupados”, flacos, acabados. Pero aún peor, nos acostumbramos a ver a los colombianos encerrados en rejas, como si fueran perros con rabia, aislados de la civilización. Fueron más de 10 años, los que algunos civiles y uniformados tuvieron que vivir bajo estas condiciones. Este tipo de condiciones, eran inhumanas y no tienen justificación alguna.
Ahora bien, escuchando las declaraciones de las personas que fueron secuestradas, es inevitable sentir dolor de patria. El solo imaginar a un ser querido viviendo en esas condiciones, produce ganas de llorar. Fueron muy valientes los secuestrados y sus familiares. Ellos nunca perdieron la esperanza de volver a reencontrarse con sus seres queridos.
Entre las historias y conclusiones, que se pudieron rescatar en dichas declaraciones, sobresalen algunas inimaginables. Por ejemplo, muchas veces los medicamentos entregados no eran originales y hacían que una persona pudiera enfermar más. También, afirmaron haber pasado años, amarrados a un árbol.
Muchos de los secuestrados, no pudieron estar en el proceso de crecimiento de sus hijos. La mayoría de ellos, estuvieron encadenados por años. Casi todos, Caminaron sin botas y tuvieron que dormir al lado de donde hacían sus necesidades. Los hacían vivir como si estuvieran en la época de la esclavitud del siglo XV.
Desde Ante Todo Colombia, queremos solidarizarnos con las innumerables familias que nunca pudieron volver a ver a sus seres queridos secuestrados, porque los mataron. Además, queremos mostrar nuestra completa admiración a todos los secuestrados y familiares. Por años, estuvieron muertos en vida, pero lo soportaron.
Finalmente, queremos expresar nuestro sentimiento de repudio frente a este crimen inhumano. De la misma manera, exigimos la liberación de todas las personas que hoy en día permanecen secuestras por distintos grupos ilegales. Esperamos, que los criminales que cometieron este crimen, sean condenados. Y que en Colombia, el secuestro pare y que todos puedan volver a casa, con sus familias.