En los últimos meses, la justicia colombiana ha sido portada de los principales diarios del país, constantemente. Esto ya que, las decisiones que se han tomado en los tribunales, no han sido las más convenientes para los ciudadanos. Al punto que, la última elección presidencial del 2018 tuvo como uno de sus ejes centrales, la reforma que necesitaba la justicia.
Para empezar, el acuerdo de la Habana tuvo como sello:
la impunidad. Hoy, los colombianos tenemos que ver a terroristas legislando por
el país, sin haber pagado ni un solo día de cárcel y sin haber, si quiera,
alcanzado el mínimo de votos necesarios para obtener una curul en el Congreso.
Pero la impunidad no se ha visto solo con este grupo
terrorista. Hace unas pocas semanas, las personas vieron como un ladrón, capturado
en flagrancia, fue puesto en libertad al siguiente día. Este delincuente,
apodado como “El bizco”, ya tenía en el pasado unos videos que lo involucraban
directamente con distintos hurtos cometidos durante los interminables trancones
de Bogotá.
Ahora bien, la cereza que le faltaba al pastel era que
también se presentaran escenas de impunidad en los casos de corrupción. Pues
hace unos pocos días, el ex magistrado Francisco Ricaurte, capturado por estar
envuelto en el cartel de la toga, y Carlos Palacino, capturado por malos
manejos al interior de la liquidada EPS SaludCoop, quedaron en libertad por
vencimiento de términos.
Desde Ante Todo Colombia, queremos expresar nuestra
inmensa preocupación por los casos de impunidad que se han venido presentando
en los últimos años en el país. El mensaje que le estamos enviando al mundo
entero, es que, en Colombia el crimen sí paga ¡Mensaje equivocado!
Una de nuestras propuestas para hacer la justicia más eficaz es, potencializar la carrera judicial, a partir de una reforma que garantice el profesionalismo e imparcialidad de las autoridades que imparten justicia. Eliminar la política en sus nombramientos. Ser juez significa haber llegado al puesto más importante en toda la nación, por tanto, debe ser un honor y no un trabajo por necesidad.