En Colombia, la justicia y la memoria colectiva parecen seguir caminos opuestos. Mientras el sistema judicial enfrenta altos niveles de impunidad y desconfianza, una parte de la sociedad sigue glorificando figuras criminales que causaron estragos en el país. Esta contradicción se hace evidente con el reciente proyecto de ley que busca prohibir la venta y distribución de productos alusivos a Pablo Escobar y otros criminales condenados. Aunque esta iniciativa es un paso hacia la erradicación de la cultura mafiosa, no es suficiente si la justicia no se fortalece para cerrar el ciclo de impunidad.
Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medellín, fue responsable de actos de terrorismo, narcotráfico y el asesinato de más de 4.000 personas. Sin embargo, su imagen sigue siendo utilizada como un símbolo de “astucia” y “poder”, dejando de lado el dolor que causó. La impunidad ha permitido que estas narrativas persistan, minimizando el impacto de sus crímenes en las víctimas. En lugar de exaltar a quienes destruyeron al país, se debe reivindicar a las víctimas y fortalecer una justicia que haga valer sus derechos.
Actualmente, en Colombia hay más de nueve millones de víctimas del conflicto armado, pero solo el 13% han sido reparadas. Si la justicia no actúa de manera efectiva, se corre el riesgo de que el pasado continúe repitiéndose y de que la violencia siga encontrando espacio en una sociedad que no ha cerrado sus heridas.
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Una justicia frágil que perpetúa el problema
La crisis de la justicia en Colombia alimenta la continuidad de la cultura criminal. Según la Fiscalía General de la Nación, más del 90% de los casos quedan impunes, lo que refuerza la percepción de que el delito paga y desincentiva la confianza en las instituciones. Mientras no haya consecuencias reales para los criminales, seguirá existiendo espacio para su glorificación.
Para cambiar esta realidad, es necesario priorizar reformas que fortalezcan el sistema judicial y penitenciario, entre ellas:
- Fortalecimiento del sistema penitenciario: Colombia necesita nuevas cárceles con un régimen disciplinario estricto que impida que estos espacios se conviertan en centros de formación criminal.
- Descongestión del sistema judicial: Es fundamental implementar herramientas tecnológicas para agilizar los procesos y fortalecer los mecanismos alternativos de resolución de conflictos.
- Control interno en la rama judicial: Se deben robustecer los mecanismos de supervisión para evitar la impunidad dentro del sistema de justicia.
- Mejor investigación criminal: Los jueces requieren apoyo técnico y tecnológico para garantizar decisiones basadas en pruebas sólidas. Es clave invertir en la capacitación de los organismos de investigación.
Desde Ante Todo Colombia, estamos convencidos de que fortalecer la justicia es el primer paso para transformar la mentalidad del país. No solo se trata de dejar de exaltar a los criminales, sino de construir una sociedad que valore la legalidad, la memoria de las víctimas y la justicia como pilar fundamental para el futuro del país.