La comunidad indígena Jiw,
que actualmente habita en Puerto Concordia, Meta, atraviesa desde 4 años, una
dolorosa problemática. A las niñas mayores de 8 años las están drogando con
bóxer y posteriormente, las están violando. Los victimarios al parecer son colonos
de dicho Municipio.
Desde el 2015, los
profesores de la escuela a la que asisten los niños de la comunidad indígena
Jiw, han alertado a las autoridades sobre estudiantes que llegan oliendo a bóxer
a las clases y con signos de haber sido abusadas. Sin embargo, los victimarios siguen
sueltos, pues no se han presentado capturas que tengan relación con este
lamentable fenómeno.
El último caso se dio el 7
de abril, cuando 2 estudiantes mujeres de 12 y 14 años de la comunidad Jiw,
estaban siendo abusadas en un caserío cercano a Puerto Concordia. Esta vez la
policía llegó al sitio y logró capturar al monstruo que las había drogado y
abusado. No obstante, un juez horas después dejó en libertad al abusador.
Desde el 2015, al menos 8
casos similares se han presentado. Pero, las madres de los menores, por temor,
no denuncian. Esto ha hecho que los abusos sexuales y la inducción a las drogas
de niños y niñas de la comunidad Jiw, queden impunes. Y aquellos monstruos que
se aprovechan de la inocencia de los niños y la vulnerabilidad de sus
condiciones de vida, hoy siguen libres.
Desde Ante Todo Colombia
rechazamos tajantemente este tipo de actos aberrantes. La protección a nuestros
niños, niñas y adolescentes, debe ser una prioridad. Por tanto, consideramos
que la pena para un monstruo capaz de violar a un menor, debe ser la cadena
perpetua ¡Primero van nuestros niños!