Aún sin tener muy clara la manera, estamos acá. Este punto es bastante difícil de explicar, pero es la realidad. El dólar estadounidense se está negociando por encima de los cuatro mil pesos. A razón de lo anterior, las siguientes no serán la explicación del por qué sino de lo que pasará.
Para dar un desarrollo correcto al presente texto hay que hacer una sencilla visualización del panorama para finalmente vislumbrar qué ocurrirá. Así pues, es importante destacar y entender como premisa clara que Colombia NO es un país autosuficiente. Por el contrario, es un país que compra productos confeccionados, mientras vende productos para confeccionar. Una relación casi contradictoria, pero real.
Durante el 2020, para tener una base real y actualizada, Colombia mantuvo su constante de tener una balanza comercial negativa. Lo que implica mayores importaciones (Compas desde el exterior) que exportaciones (Compas hacia el exterior). Casi 10.000 millones de dólares.
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La venta de productos minero – energéticos es el principal rubro de Colombia, seguido de los productos alimenticios (Cosa que pasa por primera vez en muchos años). Mientras que la compra colombiana fue mayoritariamente de gasolina, combustibles, productos alimenticios procesados y mecánica pesada.
Los anteriores párrafos nos dan el brochazo necesario para entrar en materia: Por un lado, la industria colombiana no tiene la capacidad de transformar lo que es producido naturalmente en el país; y segundo, la economía colombiana depende de las importaciones para poder mantener sus cadenas de producción.
Al depender de extranjeros para la producción y para la subsistencia en general obliga a que la dinámica de pagos de la nación sea convertir los pesos a dólares para poder pagar en el mercado internacional.
El súbito incremento del dólar obliga a que los productores, importadores y comerciantes, deban pagar más pesos por cada dólar que cuestan los productos que necesitan. Es decir, las materias primas incrementaran su costo. Como consecuencia, el natural que los precios de venta aumenten.
El aumento de precio de los productos significa, a su vez, que debemos pagar más por lo que consumimos. Lo que se traduce en empobrecimiento generalizado de la sociedad colombiana.
Los cambios de precios de los productores se ven reflejados en sus empresas. Buscando permanecer competitivos en el mercado, no queda otra opción que modificar las reglas de su compañía. Allí podremos observar cambios en las condiciones laborales, recortes de personal y, porqué no, cierres de compañías.
Lo anterior también representará que los productos que anteriormente veíamos con frecuencia en todas las góndolas de las tiendas puedan dejar de hacerlo. Es decir, tras de que nos costarán más las cosas, puede ser que ni siquiera las podamos volver a ver.
A lo anterior habrá que sumarle el efecto inflacionario. Un poco más difícil de calcular y con un efecto aún más devastador. Sin embargo, todo esto pudo haber sido evitado.
La solución era sencilla. Crear empresas. Si Colombia contara con la capacidad de procesar lo que “produce la tierrita”, la historia sería diferente.
Suponiendo que un productor colombiano ganaba cien pesos cuando el dólar estaba a dos mil. Hoy en día estaría ganando dos mil cien pesos. Un margen muy amplio que le permitiría no solo enriquecerse, sino mejorar su empresa, las condiciones laborales de sus colaboradores y hasta hacer más competitivo su precio.
Sin embargo, este proceso en el que una economía puede hacer el mejoramiento de sus productos hasta convertirlos en diversificados no se logra de la noche a la mañana. Lo que entonces nos demuestra años de engaños en los que nos dicen que el trabajo en el mejoramiento de la industria nacional es bueno.
Por lo pronto estamos a la deriva de las decisiones que tome el Ministerio de Hacienda y el Banco de la República (A título personal confío más en el BanRep), quienes tendrán que sumarle a esta caótica situación la reforma tributaria que se está cocinando en el Congreso.
Como conclusión, quiero invitarlos a que la próxima vez que enfrenten un tarjetón de elecciones voten por la opción que más empresas pueda crear y que más pueda fortalecer la industria colombiana no por la que más empleos genere. Necesitamos empresas que generen empleos, de lo contrario, solo servirá para que el dirigente de turno saque cara mientras la industria es devastada y, a la larga, nos hacemos todos más pobres.
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