Hoy, 7 de junio, se celebra el día internacional del campesino. Infinitas cosas tenemos que agradecerles a nuestros campesinos, gracias a ellos tenemos seguridad alimentaria, muchos se encargan de cuidar nuestro medio ambiente y de trabajar la tierra. Y aunque por mucho tiempo los hemos dejado en el olvido, ellos siguen trabajando día y noche por los colombianos.
Para empezar, es importante recalcar la labor de los campesinos durante esta época de pandemia. Mientras la mayoría de colombianos nos encontramos en casa protegiéndonos del Covid-19, los campesinos nunca han dejado de trabajar. Desde la madrugada están en sus cultivos, sin importar el clima, o el riesgo de contraer el coronavirus, ellos siguen trabajando, no solo por conseguir los ingresos que les permitan vivir, también porque tienen la enorme responsabilidad de abastecer alimentariamente a los colombianos. Desafortunadamente, lo que reciben por su ardua labor no recompensa el sacrificio por los colombianos.
Según el DANE, el 31,8% de los colombianos se identifican como campesinos, 84,8% de ellos se encuentran en centros poblados y rural disperso. En promedio, el 91% de los campesinos saben leer y escribir. Y el 89,9% se siente satisfecho con la vida que llevan. No obstante, en educación se vislumbra el olvido en el que hemos dejado a los campesinos, tan solo el 10,9% tiene cuenta con educación superior, mientras que apenas el 39,4% cuenta con básica primaria. Y aunque diariamente trabajan más de 10 horas, al mes llegan a ganarse no más de 600.000 pesos. Sin contar que 7 millones de tierras trabajadas por ellos, aún se encuentra sin titulación.
La deuda más grande que tiene el país es con los campesinos. Por un lado, históricamente hemos tenido pendiente una reforma agraria en favor de los campesinos. La reforma, que ha intentado ser aprobada mediante la ley de tierras, nunca ha superado el Congreso. Debemos trabajar por dicha reforma, que los permita ser dueños de su tierra y así acceder a múltiples beneficios estatales como los servicios públicos, créditos, entre otros.
Igualmente, se debe pensar en un modelo que permita modernizar el campo, para hacer más eficiente su labor. Es necesario trabajar de la mano con la empresa privada, para que se tecnifique el campo y brinde más oportunidades a los campesinos, incentivando también la mano de obra joven en el campo.
Por último, es necesario conectar al país por medio de vías y aeropuertos. El costo económico y en tiempo que tiene sacar los productos cultivados del campo a las ciudades, en muchos casos en inmenso. Si logramos interconectar el país, con seguridad bajaremos dichos costos y nuestros campesinos verán más recompensada su labor.
Los campesinos son parte fundamental de nuestro país, gracias a ellos podemos tener seguridad alimentaria y muchas veces cuidar nuestro medio ambiente. Ahora es nuestro turno de saldar la deuda pendiente con ellos. Implementemos una ley de tierras que impulse los propietarios en el campo, trabajemos de la mano con la empresa privada para hacer más eficiente su trabajo y reconozcamos su labor con mejores pagas, que reflejen el esfuerzo de trabajar desde la madrugada, hasta que cae la tarde.