La semana pasada Bogotá vivió noches de terror a raíz de la muerte del abogado Javier Ordóñez y el oportunismo de grupos delincuenciales que sembraron el caos en Bogotá. 77 SITP y Transmilenios, 53 CAI, 5 bancos y 6 almacenes de cadena, resultaron saqueados y destruidos.
La muerte de Javier Ordóñez generó frustración y desconfianza de la ciudadanía frente a las autoridades. Razón por la cual cientos de bogotanos salieron a las calles a protestar pacíficamente. Desafortunadamente, y como sucede normalmente en Colombia, grupos criminales se escondieron detrás de los manifestantes, para atentar contra la infraestructura pública y contra la vida de los policías, esto lo confirmó la Fiscalía y la Policía Nacional.
Los atroces resultados de aquellos días, llevan a pensar en las soluciones que deben plantearse para evitar que este tipo de hechos se vuelvan a presentar. En primer lugar, se puede pensar en una reforma a la policía que la vuelva más comunitaria y mejorar su presupuesto para contar con mejores entrenamientos. De igual manera, se debe aumentar el pie de fuerza, pues luego del 2015 bajó en 30,000 miembros, lo que hace más difícil a la policía defenderse de actos terroristas. En último lugar, es necesario hacer uso de inteligencia para desarticular las milicias urbanas que están detrás de los actos de terrorismo cometidos en Bogotá.
¡Debemos recuperar la confianza en nuestras autoridades y desarticular la criminalidad!