Hace 21 años, en Cali, Valle del Cauca, el grupo terrorista FARC detonó 3 cilindros bomba. El hecho conmocionó a toda la ciudad, dejando secuelas en los ciudadanos, muy difíciles de borrar. Hoy en día, uno de los autores intelectuales del atentado (alias “Pablo Catatumbo”), es “honorable” congresista de la República y nunca pagó por este, ni por sus cientos de crímenes cometidos contra los colombianos.
Quienes estuvieron detrás de este nefasto hecho, fueron el Bloque Occidental Alfonso Cano, los cabecillas, alias “Jorge Torres” y alias “Pablo Catatumbo”, y las milicias bolivarianas de Cali. Todos ellos, por supuesto, miembros del grupo terrorista FARC. En este punto, es importante recalcar que las milicias bolivarianas, no se desmovilizaron tras el pacto de “La Habana”, por lo que este tipo de crímenes cometidos en zonas urbanas, hoy siguen en la impunidad.
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Los hechos de los cilindros bomba de las FARC en Cali
Transcurría el 1 de julio del año 2000, cuando 3 distintos estruendos, aterrorizaron a los colombianos. Las detonaciones escuchadas, pertenecían a 3 cilindros bomba que las FARC habían lanzado desde una camioneta en Cali, que les servía como plataforma. Los cilindros estaban cargados con explosivos y tenían más de 100 libras de capacidad. El objetivo del ataque terrorista, era el cuartel de la Policía Metropolitana de Cali. El primer cilindro estalló en el parqueadero. El segundo, fue detonado en un establecimiento comercial cercano al cuartel. El tercero, cayó sobre un Renault que transitaba por la vía.
En total, el atentado terrorista dejó como saldo, más de 40 establecimientos afectados, 2 carros particulares destruidos, más de 30 personas gravemente heridas y una persona fallecida. Sin duda alguna, 21 años después, el atentado sigue siendo recordado con dolor y frustración, por los caleños y por las víctimas del atentado.
El grupo terrorista FARC, dejó miles de víctimas del conflicto armado en el país, acabaron con la vida de miles de familias y sus atentados terroristas hoy nos siguen doliendo a todos los colombianos. Desafortunadamente, hoy sus máximos cabecillas son congresistas, no han reparado a sus víctimas y se han pasado por la faja la justicia.
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