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Defender la Constitución es defenderte

La propuesta de una nueva constituyente es cada vez más común. Políticos que quieren ganar aplausos la proponen, dicen que es en nombre del pueblo, sin embargo, muchas veces lo que buscan es cambiar las reglas del juego a su conveniencia. En ese momento es fundamental preguntarse ¿Qué significa realmente cambiar una constitución?

La Constitución no es un simple libro de leyes, es el pacto que nos permite convivir en paz a pesar de las diferencias. Son reglas que protegen nuestros derechos, definen los límites del poder. Sin una Constitución fuerte, no hay democracia que funcione ni libertad que sobreviva.  

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El poder necesita limites

La Constitución es el libro de reglas de un país, si está no existe, o es manipulada para la conveniencia de algunos, el Estado caería en anarquía, regido por la ley del más fuerte. La historia está llena de ejemplos, que nos ayudan a aprender y así evitar cometer los mismos errores. En los siglos XIX y XX, en Colombia, los partidos tradicionales, el conservador y el liberal, se alternaban el poder como si fuera un premio de guerra. Cada vez que uno ganaba una guerra civil y se hacía con el poder imponía una nueva Constitución que reflejaba su visión para el país. Se tuvieron varios textos constitucionales, uno tras otro, según quien tuviera el poder.

Como consecuencia el país era inestable, fragmentado y sin continuidad institucional, donde los derechos y las libertades dependiendo de quien gobernaba. La primera constitución que logro mantenerse en el tiempo fue la de 1886, que reflejaba un Estado principalmente conservador y que estuvo vigente hasta la Asamblea Nacional Constituyente, de iniciativa ciudadana, del 91 donde nació el texto que nos rige hasta hoy. La Constitución de 1991 es un logro, ya que, generó un marco común que trascendió partidos, ideologías, individuos y gobiernos.

El texto constitucional demarca los límites que tiene el poder, que puede o que no pueden hacer las personas en cargos públicos. Cuando esos límites se cambian o se borran por completo, los individuos aprovechan para abusar del país y del poder que la gente les dio. 

Tus derechos viven en la Constitución

La Constitución también les da a los ciudadanos la seguridad de poder hacer sus vidas sin que nadie intervengan. Demarca cuales son los derechos de las personas y cuáles son sus libertades. Desde poder decir lo que se piensa sin miedo a la censura a practicar la religión libremente. Cuando se irrespeta el texto constitucional, estos derechos y libertades se vuelven frágiles. Basta ver cómo países donde existen regímenes autoritarios, como Cuba o Nicaragua, los opositores terminan en la cárcel por alzar su voz, los medios que no siguen la línea del dictador son censurados o expropiados. Así mismo se elimina la propiedad privada por decreto y las libertades se restringen. 

Por eso, para defender las libertades y los derechos humanos se tiene que hacer frente a cualquiera que quiera dañar la Constitución. 

Una Causa que vale la pena defender

La Constitución es mucho más que un documento jurídico. Es el acuerdo que evita que el poder de un gobierno se desborde, que permite que vivamos en paz a pesar de ser distintos y que protege nuestros derechos y libertades más básicos. Nos recuerda que nadie está por encima de la ley y que los cambios que se le quieran hacer tienen que ser con responsabilidad y para el bienestar de todos, no por intereses personales o políticos. Cuidarla no es ser conservador: es ser conscientes de su importancia. Porque cuando se debilita, lo que se derrumba no es solo un texto, se derrumba la posibilidad de un país donde todos podamos confiar en algo común. 


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