La cadena perpetua para violadores de menores está a punto de ser aprobada. Luego de años de pedirla y de muchas trabas, la cadena perpetua para los violadores de niños será una realidad. Aunque no todos estarán presos, pues los máximos cabecillas de las FARC, aunque se les acusa de decenas de violaciones, no irán a la cárcel.
Dicha cadena perpetua fue aprobada ayer en la Comisión primera del Senado de la República. Ahora solo resta un debate más y la cadena perpetua para violadores de menores, será una realidad.
Desafortunadamente, en Colombia la impunidad generalizada para los cabecillas del grupo terrorista FARC, triunfó. Cientos de mujeres han denunciado que fueron víctimas de violencia sexual en las filas de este grupo terrorista, no obstante, el Acuerdo de la Habana decidió hacerse el ciego con estos delitos.
Pero los abusos sexuales no los practicaban solo contra las mujeres que hacían parte del grupo terrorista. Hay pruebas que indican que en algunos Departamentos de Colombia los guerrilleros violaban a las parejas de los comerciantes que se negaban a pagar las vacunas ¡Indignante!
El que este delito no sea juzgado por la Justicia Ordinaria, envía el mensaje erróneo: abusar sexualmente de un menor hace parte de un crimen necesario en un conflicto. No hay algo más aberrante que la afirmación anterior, los derechos de los niños no deberían ser violados bajo ninguna excusa, y mucho menos a nivel sexual.
En el debate de ayer, como era de esperarse, estos cínicos decidieron retirarse del recinto, pues sabían que tenían rabo de paja. Y mientras todos los colombianos celebramos que los violadores de menores no podrán volver a la libertad, las FARC celebran que el proyecto no llegue a tocarles la impunidad de la que gozan.
Los derechos de nuestros niños deben ser lo primero, y quien los violente debe atenerse a todo el peso de la ley. La cadena perpetua es una gran noticia, pero se debe seguir trabajando por lograr que los cabecillas de las FARC, todos ellos acusados de abuso sexual por la corporación Rosa Blanca, también paguen por sus crímenes. Si las víctimas son el centro del acuerdo, es hora de comenzar a demostrarlo.