¡Fortalezcamos el emprendimiento juvenil! En los últimos años, los jóvenes de Colombia han tendido a emprender luego de terminar sus estudios. Lo anterior, es una gran noticia para el país, pues las pequeñas y medianas empresas generan el 80% del empleo en el país. Es decir, los emprendimientos juveniles son una de las bases de la economía colombiana.
Cifras del emprendimiento juvenil
No obstante, es responsabilidad del estado y del gobierno de turno, apoyar al emprendimiento juvenil. Según un estudio de percepción de jóvenes frente al emprendimiento social, llevado a cabo por Cifras y Conceptos, el 72% de los jóvenes considera que es muy difícil emprender en Colombia. Del mismo modo, el 58% cree que el mayor obstáculo para emprender, son los recursos económicos propios, mientras que el 35% considera que el mayor obstáculo es el insuficiente fomento del emprendimiento por parte del gobierno.
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No puede desconocerse que el gobierno ha hecho esfuerzos en este sentido. El año pasado impulsó una ley de emprendimiento. La misma, reducía las tarifas y medidas para emprender. De igual forma, la ley contenía estrategias para promocionar el emprendimiento, facilitaba la consecución de recursos, actualizaba el marco normativo para el emprendimiento y generaba cultura emprendedora en los jóvenes.
Sin embargo, las respuestas de los jóvenes denotan la necesidad de seguir trabajando en ese camino, para superar los distintos obstáculos que se presentan a la hora de empezar un emprendimiento juvenil. Uno de esos retos que aún continúa es la obtención del capital semilla. De esta forma, Ante Todo Colombia sugiere las siguientes propuestas:
- Realizar entrega de recursos financieros a emprendedores a través de fondos de inversión y aceleradoras que tengan expectativa de retorno y capacidad técnica para canalizar y ejecutar los recursos de forma eficiente.
- Crear un sistema que permita monitorear, de manera centralizada, los emprendimientos a los que se les han otorgado apoyos financieros. Se deben aumentar los recursos para apalancarlos, pero no a manera de subsidios, sino en forma de recursos de inversión, que requieren de un retorno. El sistema debe basarse en la competencia transparente y en la meritocracia.
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