El diciembre de 1957 fue una
fecha especial en nuestro país, después de años de lucha, las mujeres pudieron
ejercer su derecho al voto. Sin embargo, derechos fundamentales como el de la
educación no era para todas las mujeres y se educaba para realizar tareas
domésticas. La situación en materia de remuneración tampoco era muy alentadora,
solo hasta 1931 las mujeres pudieron recibir su sueldo de manera directa, y en
cuanto a la participación política, fue hasta 1955 que pudimos tener la primera
gobernadora (Semana, 2018). Los años han pasado y la situación
frente a los derechos de las mujeres han mejorado y progresado, pero aún falta
mayor compromiso social y político para vencer la desigualdad y la vulneración
de los derechos de la mujer.
Actualmente y por primera vez
llegó una mujer a la vicepresidencia de nuestro país; la participación de las
mujeres en política ha aumentado en un 10% en 24 años; gracias a la ley de
cuotas se ha garantizado que el 30% de los cargos de representación de nivel
directivo deben estar ocupados por las mujeres; seis mujeres dirigen medios
regionales; en el periodo de 2013 a 2017, las mujeres representaron el 51% de
la población beneficiaria de créditos para el fomento agropecuario (Mujer, 2018); en el ranking del
Foro Económico Mundial de equidad de género, el país pasó del puesto 40 al 22;
en 2015 se sancionó la ley 1761 dando reconocimiento al feminicidio como un
delito independiente del homicidio. Estos son algunos avances que se han
obtenido a favor de las mujeres, pero como se mencionó, aún faltan mucho por
mejorar.
El desempleo y las brechas
salariales siguen afectando más al género femenino. Por ejemplo, el desempleo-de
acuerdo con el Dane-afecta a 16,9% de las mujeres frente al 9,8% de los hombres,
siendo ellas las que más horas destinan para las labores del hogar; en cuanto a
la brecha salarial se registra que es de un 30%, es decir, que se necesitan 54
años para alcanzar igualdad. A esto se suma los casos de feminicidio, en 2019
se registraron 796 y según Medicina Legal 20 mil mujeres están en riesgo de ser
asesinadas en nuestro país.
Ante el alarmante panorama
hacia la mujer, no nos podemos quedar en la preocupación o en la indignación,
hay que tomar acciones como plantear una reforma judicial efectiva y ágil para
que se brinde protección a las mujeres y ningún caso de feminicidio quede en la
impunidad. Asimismo, se debe trabajar
con el BID para crear fondos de capital con una línea exclusiva para apoyar el
emprendimiento femenino, y promover que la licencia de paternidad se extienda,
la crianza no es solo una labor única de las mujeres.
La educación juega una pieza
fundamental para romper las desigualdades, por eso se debe reforzar las
cátedras de Ética y Cívica en el sistema educativo donde se fortalezca el
respeto hacia las personas y generar programas que eduquen y empoderen a las
niñas desde la primera infancia, como se realizó con el programa Juntos por la
Niñas, promovido por el concejal de Bogotá, Nelson Cubides, para que las niñas aprendan
a tomar decisiones con juicio crítico y manejar situaciones de crisis.
Lograr cambios en nuestra
sociedad sobre el respeto y garantías de protección hacia las mujeres tomará
tiempo, pero es importante que reconozcamos los logros producto del esfuerzo y
de la lucha realizada por cientos de mujeres colombianas a través de la
historia, y que sirva de recordatorio para continuar promoviendo políticas de cambio
como las mencionadas.