El tema de víctimas del conflicto armado en Colombia, suele ser de vital importancia para los ciudadanos. Por tanto, quiero empezar recordando que en septiembre del 2020 en un momento hostil de nuestra sociedad, compartí columna de opinión titulada “Prostitución de derechos” por medio de la cual se invitaba a una reflexión social sobre nuestros deberes antes de abanderar y reclamar derechos. Estos días venían a mi mente esas líneas, pero en esta ocasión y con un grado de frustración e impotencia al ver como la figura jurídica, social y humanamente (atributo del sujeto) de víctima es pisoteada y burlada por “personalidades” e instituciones que infortunadamente fueron permeadas para este tipo de hechos.
Usted y yo ya somos víctimas del conflicto armado que nuestra historia ha registrado, fortalecido en las últimas décadas con grupos narco-terroristas como las llamadas farc-ep hoy comunes, grupos paramilitares, bandas criminales y “nuevas” organizaciones como el clan del golfo entre otras. De igual manera, vivimos con cierto temor dado a la inseguridad y delincuencia que se presenta en nuestras ciudades, es decir, ya no es necesario que nos encontremos en zonas rurales para considerarnos víctimas.
Pero un momento ¿Qué es ser víctima? Según la Real Academia Española nos ilustra el concepto y un breve ejemplo “ser víctima de alguien o algo. ‘Sufrir o padecer el daño que dicha persona o cosa causa’. En esta estructura, la palabra víctima funciona como atributo del sujeto, por lo que debe concordar en número con este: «No todos ellos fueron víctimas de la mafia» (Clarín [Arg.] 17.2.97)” ahora bien, como está de moda escudarse bajo parámetros y entes internacionales la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mediante resolución 40/34, de 29 de noviembre de 1985 nos señala “Se entenderá por “víctimas” las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de los derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados Miembros, incluida la que proscribe el abuso de poder”
Con base en lo anterior y el rotular que usted y yo somos víctimas del conflicto armado, nos diferencia de muchos casos en los cuales subsisten en un mundo de queja y tristemente la instancia o “estrategia” de victimizarse, siendo génesis del círculo vicioso de intereses personales, económicos o sencillamente exhibir un estatus de “victi…má$”. Una diferencia, es que a pesar de nuestro pasado y presente que nos hacen víctimas por acciones u omisiones seguimos de pie y de manera responsable construyendo país. Claro está, cada uno en medio de su contexto económico, social, cultural pero sin dejar de lado el cumplimiento de nuestros deberes para así tener el valor ético, moral y constitucional de reclamar nuestros derechos.
“Lo cual es génesis de un círculo vicioso de intereses personales, económicos o sencillamente exhibir un estatus de “victi…má$”
“VICTI…MÁ$”
Es de allí, que se genera el sentimiento de frustración e impotencia al ver como se “prostituye” la figura de víctima en nuestro país, puesto que operadores judiciales, institucionalidad y aún la misma sociedad tiemblan al momento que una personas se siente y solicita ser declarada víctima, se llega a normalizar que hasta el más bandido, delincuente y culpable levanta su voz del “derecho de ser víctima” como medio de persuasión o intimidatorio para quienes deben tomar decisiones sobre su obrar delictivo-terrorista. Sumado a la moda de querer ser “víctima” se liga la tormenta de solicitudes a entidades como la Unidad Nacional de Protección (UNP) buscando obtener esquemas de seguridad (chalecos blindados, camionetas, escoltas y demás) activando un sistema administrativo y operativo que representa uso de presupuesto que en realidad podría ser invertido en casos que amerite dicho estudio y asignación.
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Espécimen de lo anterior lo podemos evidenciar en nuestra cotidianidad donde victimarios cuentan hoy día con curules, esquemas de seguridad altamente costosos y procesados que mediante artimañas pretenden dilatar o involucrar a otras personas solicitando sean reconocidos y por ende declarados como víctimas dentro de un proceso. Dos claros ejemplos lo podemos comprobar estos días cuando Deyanira Gómez Sarmiento conocida con el alias de la “Chiqui” vinculada al grupo terrorista de las farc con actuar criminal en departamentos del centro del país, es declarada “provisionalmente víctima” así como fuera pareja sentimental del “testigo estrella” con “vida de capo” Juan Guillermo Monsalve (sujetos involucrados con algunos sectores de la política de nuestro país) en caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez, a todas estas … ¿Quién autorizo y permitió tanto lujo en la Picota? (¡se debe reformar el sistema carcelario en Colombia!) Deben existir y ser sancionados dichos alcahuetas y participes de la corrupción.
Para concluir, dejo claro que no quiero desmeritar la figura ni muchos menos señalar a las verdaderas víctimas (ciudadanos de bien, policías y militares) en nuestro país, todo lo contrario, este es un llamado para que apoyemos y brindemos alternativas desde nuestros hogares, sociedad e institucionalidad a estas personas y sus familias que buscan un sistema integral de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. De igual manera ser generadores de conciencia para que la victimización y “supuestas víctimas” no sigan desangrando, atemorizando y sobre todo burlando a Colombia con sus artimañas ante entidades nacionales e internacionales con su estatus de victi…má$.
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Colombiano con idiosincrasia paisa y costeña – creyente en Dios. Abogado/Conciliador, Especialista en DD.HH y DIH (promotor y defensor). Inv. Judicial – consultor jurídico/político. Apasionado por ideas propias y ajenas generadoras de cambios positivos en la sociedad, niñez, educación, política, servicio social, medios de comunicación, FF.AA-PONAL y la construcción de un mejor país.