Durante los últimos días en el país se ha puesto en duda el papel de los servidores públicos. Debido a que se han visto envueltos en diferentes escándalos que no dejan muy bien paradas a estas personas con los colombianos. Es necesario que ellos entiendan que están al servicio de Colombia y por lo tanto su deber es trabajar por la ciudadanía.
Según el artículo 123 de la Constitución Política de Colombia se contempla que los servidores públicos son los miembros de las corporaciones públicas, empleados y trabajadores del Estado y de las entidades adscritas al gobierno. Por lo tanto, están al servicio tanto del Estado como de las comunidades y ejercen funciones como lo establece el reglamento.
Escándalos como el del Senador Flórez y la inexperiencia en el sector de la ministra Irene Vélez han estado en el ojo del huracán y es que el hecho de que sean servidores públicos no los libra de tener una buena conducta ante el país. No se trata solo de pedir excusas por lo sucedido, de un salario y de las comodidades, sino que se trata de cumplir sus funciones como se establece y de ejercer sus funciones en el Estado de manera correcta.
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¿Cómo ser un buen servidor público?
Los servidores públicos son ciudadanos que están destinados a servir bajo los principios de transparencia, eficiencia y eficacia. Estas son un conjunto de actividades y acciones que responden a las necesidades del Estado y de la comunidad. Los funcionarios tienen una responsabilidad superior a la de los demás colombianos.
Es necesario que los servidores públicos resalten valores como la honestidad, el sentido de pertenencia, respeto, solidaridad, el cumplimiento de sus funciones y su servicio de vocación con el objetivo principal de velar por el bienestar de la sociedad colombiana. De igual manera, se hace pertinente resaltar que no todos los funcionarios incurren en conductas que vayan en contra de sus funciones, sino que son muy pocos los que en reiteradas ocasiones no dimensionan las acciones.
Desde Ante Todo Colombia, el ejercicio de la función pública no debe entenderse como una forma de resolver un problema de subsistencia, de tener un salario, sino como una vocación. Somos pocos los que tenemos el privilegio de servir a los demás.