Las más recientes actuaciones de la Jurisdicción
Especial para la Paz (JEP), han dado muestra de su incapacidad para juzgar a
los culpables de la violencia a la que Colombia ha estado sometida desde hace
décadas. Tal y como lo afirmaron millones de colombianos una vez firmado el
Acuerdo de la Habana, la JEP fue construida para beneficiar a los terroristas y
denigrar la imagen de las víctimas y de nuestras Fuerzas Armadas. Es por eso
que, los miembros de este tribunal son en su mayoría afines a las ideas
políticas de las FARC y acérrimos críticos de otras ideologías.
Para ver la nefasta actuación de la JEP, nos podemos
incluso remitir a hace 2 años y medio. Para ese entonces, las autoridades
colombianas advirtieron que alias Jesús Santrich continuaba traficando con
droga. La JEP desestimó este caso y no permitió que fuera juzgado por la
justicia ordinaria. Este delincuente, incluso, pudo volver a ser parte del
Congreso de la República. El resultado fue que Santrich se voló y hoy es un
narcoterrorista que pudimos tenerlo tras las rejas, pero que por la
incompetencia de la JEP, hoy lo tenemos en el monte.
Ahora bien, las decisiones que se han tomado desde esa vez han sido infames e irrespetuosas con las víctimas. Ahora resulta que el atentado con un carro bomba a la Escuela Superior de Guerra, en donde se encontraban militares, estudiantes y profesores, fue una acción militar y no un atentado terrorista contra personas que se preparaban para servirle al país, desde el sector público y privado.
Quien hizo la labor de inteligencia de este vil
atentado terrorista fue alias “Mata Hari”. Esta criminal estuvo haciéndose
pasar por estudiante de la institución previamente mencionada durante meses,
para saber cómo podrían ella y su grupo terrorista, volar en pedazos la
infraestructura y a las personas que asistían allí. Dicho atentado terrorista
dejó como saldo decenas de heridos y millonarias pérdidas.
Pero, ¡oh sorpresa! La JEP decidió enviar a la Mata
Hari a su casa, pues consideró a todos los estudiantes y militares de la
institución, un blanco legítimo, un acto dentro del DIH ¡Aberrante decisión!
Hoy una persona que como mínimo debería estar en una cárcel, se encuentra
tranquila en su residencia, burlándose de las víctimas que dejó este atentado y
todos los demás en los que participó.
Pero este tan solo es uno de los irónicos casos que se
han presentado en la JEP. Bandidos como Martín Sombra han sostenido que nunca
estuvieron de acuerdo con el tráfico de drogas ¡Sí, como no! Y han dicho que
los secuestros que realizaron, en los que metían a los secuestrados en jaulas,
muchas veces con cadenas en sus pies y manos, no eran más que unas simples “retenciones”.
Lo triste del asunto no es que estos cínicos sean capaces
de decir estas mentiras, pues todos sabemos que su modus operandi siempre ha
sido desangrar al país y luego posar de víctimas. Lo realmente triste es que la
JEP aprueba lo que ellos dicen, comienzan a usar el mismo lenguaje y juzgan
asumiendo que todo lo que dicen es verdad.
Han pasado más de 3 años desde la firma del Acuerdo de
la Habana, por ahora los máximos perpetradores de crímenes de lesa humanidad en
Colombia (las FARC), siguen libres, muchos de ellos siendo hoy Congresistas. Y
sus versiones en la JEP, no han servido sino para demostrar que las víctimas son
lo último que importan en este proceso, y que dicho tribunal solo busca
reproducir y validar el discurso de un grupo terrorista que durante años sembró
el terror en el país.