En el último año las disidencias de las FARC han duplicado sus hombres de 2,300 a casi 4,600, según un documento oficial. Hoy tienen presencia en 138 municipios del país, en donde asesinan, trafican con droga, reclutan menores, extorsionan, entre otros. Las FARC se han convertido en el segundo grupo terrorista más grande del país, siendo superado únicamente por el ELN (que cuenta con 5.000 hombres armados).
Las disidencias hoy se dividen en 3 grupos: las de Iván Márquez y Santrich, las de Gentil Duarte y los no alineados. Las que más se han fortalecido son las de Gentil Duarte, que cuentan con 2,776 hombres. Las disidencias de este bandido tienen gran presencia en el sur de Colombia y en la frontera con Venezuela.
El grupo terrorista de Iván Márquez ha reclutado a 797 hombres. Su sitio de influencia está en la frontera con Venezuela y en el Caquetá, donde Alias el Paisa es el encargado de generar el terror en sus habitantes. Entre sus filas se encuentran bandidos como Alias Santrich, a quien la JEP dejó libre a pesar de las pruebas que lo reseñaban como un narcotraficante.
El último grupo es el de los no alineados. Estos criminales son quienes no han querido unirse con ninguna de las 2 disidencias. Hoy en día cuentan con 985 hombres, haciendo presencia en el sur occidente de Colombia, con grupos como “Los contadores” y el frente 38.
Aunque en todas las disidencias hablan de un supuesto “objetivo político”, en últimas son grupos terroristas y narcotraficantes, que solo están pensando en desestabilizar al país y generar riqueza a costa de la sangre de millones de colombianos. No es casualidad que la presencia de estos criminales esté en 14 de los 20 Departamentos con más narco hectáreas.
Ahora bien, la permeable frontera entre Colombia y Venezuela, y la protección de Nicolás Maduro y sus colectivos chavistas hacia estos grupos criminales, ha permitido que los bandidos se escondan en este territorio y desde allá envíen cargamentos de coca y practiquen la minería ilegal.
A todas luces, el fortalecimiento de estos grupos terroristas son el resultado de un acuerdo de paz en el que la impunidad fue su sello. En primer lugar, el mensaje que le mandamos a todos estos narcos y asesinos, es que pueden hacer plata a costa de la vida de muchos colombianos, y que al final puede ser incluso congresistas, sin haber pagado un día de cárcel.
En segundo lugar, la impunidad generalizada permitió que hombres sanguinarios como Santrich, El Paisa, Márquez, Romaña y el mismo Gentil Duarte, tuvieran la opción de volver a la ilegalidad, cuando quisieran.
En tercer lugar, el acuerdo debilitó a las Fuerzas Armadas en, al menos, 40.000 hombres, lo que permitió que otros grupos al margen de la ley cooptaran parte del territorio colombiano, que debía ser de control del Estado.
Urge una reforma a los acuerdos de la Habana. Es necesario dejar de favorecer a los criminales y poner en el centro a las víctimas. Es desconcertante pensar que al día de hoy, las FARC han entregado menos de ¼ de sus bienes. Igualmente, debemos propender por fortalecer nuestras Fuerzas Armadas, aumentando su pie de fuerza y dotándolas con las herramientas necesarias para combatir los grupos terroristas y narcotraficantes, que están fortaleciéndose.