Colombia lleva 3 semanas sumida en un sinnúmero de
manifestaciones, que como resultado ha dejado cientos de colombianos con
pérdidas en sus comercios, más de 300 policías heridos, decenas de civiles
heridos y, al menos, 7 muertos entre civiles y uniformados. Desde luego, hay
jóvenes que han marchado pacíficamente y a ellos hay que saberlos escuchar. No
obstante, debemos rodear a nuestra Fuerza Pública, para que actúe con
contundencia frente a los criminales que han infiltrado las marchas y que han
dejado nefastas consecuencias.
Para empezar, las cifras de Gallup revelan lo
inconformes que están los colombianos con las marchas. Por un lado, el 68%
están en desacuerdo con los bloqueos en las vías. Por otro lado, el 99% está en
desacuerdo con que las marchas se hayan tornado violentas, y hayan atacado los
espacios públicos, carros, establecimientos privados, entre otros. Finalmente,
contrario a lo que algunos incautos intentan mostrar por redes sociales, el 78%
está de acuerdo con que el ESMAD actúe en defensa propia, en caso de ser
atacado por ciertos manifestantes.
Y es que estas cifras no son de asombrar, pues las
marchas han dejado destrozos y pérdidas económicas para todos los colombianos.
Se estima que los comerciantes han perdido, al menos, 1,4 billones en ventas
por culpa de las marchas. Igualmente, según la Alcaldía de Bogotá, 100
estaciones de Transmilenio, el medio de transporte público más usado por los
colombianos, han sido vandalizadas, tanto así, que hoy continúan 7 estaciones
sin poder funcionar y sus arreglos podrían tardar hasta marzo del 2020.
Igualmente, la Alcaldía de Bogotá, estima que el costo
económico, producido por los actos criminales, es de más de 40.000 millones de
pesos ¡Eso también lo tendremos que pagar los colombianos, a punta de impuestos!
Además, muchos empresarios extranjeros, están en riesgo de frenar sus inversiones
en el país, a causa de la incertidumbre que existe por las manifestaciones,
esto afectará cientos de empleos de muchos colombianos que a diario buscan
trabajar honradamente, para tener con qué vivir.
Ahora bien, hay que hacer 3 aclaraciones sobre las
manifestaciones, que han hecho que éstas pierdan legitimidad.
Por una parte, el desmonte del ESMAD no es solo un
despropósito, sino que sus consecuencias serían trágicas. El ESMAD es la fuerza
de choque legítima del Estado, existe para prevenir que los vándalos pongan en
riesgo la seguridad de las ciudades de Colombia y de todos los ciudadanos. Si
el ESMAD no existiera, seguramente el número de muertes sería aún más alto, los
espacios públicos estarían aún más vandalizados y el país seguiría frenado,
pues los manifestantes bloquearían todas las vías y nadie tendría potestad para
dispersarlos.
Por tanto, se considera necesario el fortalecimiento
del ESMAD. Nuestros héroes miembros del escuadrón antidisturbios, han puesto muchas
veces en riesgo su vida, porque el número de criminales que los atacan, los
triplica. Con 3.000 nuevos miembros del ESMAD, esto no pasaría.
Por otro lado, algunas personas han pedido la renuncia
del presidente. Lo único que generaría esto es la desestabilización institucional
del país, algo en lo que Colombia siempre ha sido modelo en Latinoamérica. Lo
que debemos hacer es rodear al presidente y ayudarlo, para que el país llegue a
buen puerto. En últimas, lo que queremos los colombianos es que al país le vaya
bien.
Finalmente, la infiltración de la marcha por parte de
algunos políticos oportunistas, como Gustavo Petro, han hecho que la marcha no
tenga mucha credibilidad. Estos políticos han aprovechado la coyuntura para
generar caos, dar discursos incendiarios e intentar ganar votos para las
elecciones del 2022.
En síntesis, se puede decir que en las marchas que se
han presentado en Colombia, hay cientos de jóvenes que deben ser escuchados, pues
pacíficamente han manifestado sus inconformidades. Sin embargo, la legitimidad
de las mismas se ha perdido, pues a los únicos que ha afectado es a los
colombianos honrados y trabajadores, la infiltración de células criminales a la
marcha es una realidad que ha dejado 7 muertos y cientos de heridos, sin contar
los costos económicos que ha tenido. Finalmente, la marcha pareciera ser un
plan orquestado por sectores políticos extremos, que solo buscan desestabilizar
al país, para que en el 2022, ellos puedan emerger como los salvadores de
Colombia ¡No más marchas!