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¿Nos acostumbramos a la impunidad?

¿Nos acostumbramos a la impunidad? Esta es la pregunta que ronda en la cabeza de los colombianos luego del castigo intramural impuesto a Daneidy Barrera, “Epa Colombia”. Y es que, la influenciadora colombiana hace unos meses realizó un video en donde ella aparecía atacando la infraestructura pública, específicamente, la de Transmilenio. En otras palabras, aparecía cometiendo actos de vandalismo en medio de las protestas.

Pues bien, luego de lo sucedido, contra “Epa Colombia” corría un proceso judicial. El mencionado proceso ayer llegó a un primer fin, ya que el Tribunal Superior de Bogotá condenó a Daneidy Barrera a 5 años y 15 días de cárcel por daño en bien ajeno, perturbación en servicio de transporte público e instigación a delinquir con fines terroristas.

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Críticas a la condena por acostumbrarnos a la impunidad

La condena ha causado un gran revuelo en Colombia. Algunas personas afirman que la condena es excesiva, mientras que otras personas creen que la condena es justa. Lo cierto es que Barrera fue condenada bajo las leyes colombianas, juzgada en derecho. Por esta razón, pareciera un castigo justo y que va en favor de acabar con la impunidad en Colombia.

Ahora bien, Colombia es un país en donde desde hace varios años, la justicia ha venido perdiendo efectividad frente a las condenas por crímenes cometidos. Hoy en día, es normal que una persona que se robe un celular, sea liberada a las 24 horas, o que personas que han cometido crímenes de lesa humanidad, lleguen al congreso sin haber pisado una cárcel. Estos antecedentes pueden haber hecho que los colombianos nos hayamos acostumbrado a la impunidad, llevándonos a pensar que, incluso, un delito como instigación a delinquir con fines terroristas, no merece alguna pena intramural.

Así entonces, el gran problema de Colombia no es la condena a “Epa Colombia”. El verdadero problema es, ¿qué sucede con otros criminales que han cometido peores crímenes y que hoy siguen cobijados por la impunidad? No podemos seguirnos acostumbrando a que la impunidad sea el pan de cada día en el país. La condena a “Epa Colombia” es justa. Pero se deben condenar también a los cabecillas FARC y demás criminales y ex criminales, de tal manera que el mensaje que se envíe sea el correcto: el crimen en Colombia no paga.

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