La frase más común de escuchar en cualquier facultad
de ciencia política, o áreas relacionadas con la política, es: el fin último de
la política es el bien común. En otros términos, la política debe buscar velar
por el bienestar de todos los ciudadanos, buscar hacer primar el bien
colectivo, sobre el particular. En esta labor los actores principales son los
miembros de las distintas ramas del poder: la ejecutiva, legislativa y
judicial.
En este orden de ideas, resulta frustrante y vergonzosa
la decisión adoptada por la Corte Constitucional de permitir el consumo de bebidas
alcohólicas y psicoactivas en espacios públicos ¿Acaso no nos cansamos de decir
que los niños y niñas van primero? ¿Acaso no nos la pasamos buscando
alternativas para combatir el microtráfico? ¿De qué puede servir que hace unos
meses la policía haya hecho un operativo de gran escala para atrapar a los
jibaros que vendían droga en inmediaciones a la Universidad de los Andes, si ahora
es permitido consumir drogas en cualquier parte?
De mantenerse la decisión, las familias colombianas
tendrán que aguantar en el parque a los borrachos, los niños estarán expuestos
al olor a marihuana por todos lados, y aún peor, serán presas fáciles para los
miles de jibaros que se ven beneficiados con esta decisión. Este tema no es
ideológico, es un tema de protección a los niños, niñas y adolescentes, en el que
los colombianos, en su mayoría, nos encontramos de acuerdo.
Ante Todo Colombia manifiesta su rechazo contundente a
la medida adoptada por la Corte, por considerarla en contra del bien común, por
considerarla contraproducente en la lucha constante contra el microtráfico y
por considerarla un ataque a la protección de los niños, niñas y adolescentes
colombianos.