Hoy se conmemora el día mundial de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión. Desafortunadamente, este día nos recuerda que de 1960 a 2015, 16,879 niños fueron reclutados a la fuerza por grupos terroristas como FARC, ELN, AUC y BACRIM. Y aunque esperaríamos que esas cifras fueran algo del pasado, los mismos grupos continúan hoy perpetrando este atroz crimen.
Según la ONU, para el 2017 se presentaron 169 casos de reclutamiento forzado, mientras que en 2018 se presentaron otros 293 casos. Más grave aún, según Coalico, de enero a mayo del 2020, 128 niños han sido reclutados ilegalmente por grupos terroristas y narcotraficantes ¡Y ojo! Según la OPROB, podría existir un gran subregistro de casos.
Nos han tratado de vender el cuento que con el acuerdo de la Habana este tipo de crímenes iba a desaparecer. No obstante, las cifras previamente presentadas muestran que, por el contrario, el número de niños víctimas de este crimen sigue pareciéndose bastante a las cifras del periodo entre 1960 y 2015, en donde el promedio anual de este crimen fue de 306 niños víctimas.
A todos los niños víctimas de este crimen les han robado sus sueños, sus oportunidades, les han mentido. En decenas de ocasiones los han obligado a asesinar, a traficar con droga, y en muchos casos han sido violados. Igualmente, un gran número de los niños víctimas de reclutamiento forzado han sido utilizados como escudos, cuando nuestras Fuerzas Armadas arremeten contra los grupos terroristas. Este indignante crimen, en donde los derechos de nuestros niños son pisoteados, debería ser castigado con todo el peso de la ley.
Pero la historia es otra. Según la ONU los mayores reclutadores de niños son las disidencias FARC, con 82 casos en 2018. Por su parte, el grupo terrorista ELN ha reclutado ilegalmente a otros 69 y el Clan del Golfo a 12 más.
Ahora bien, ¿en dónde se encuentran los cabecillas de las FARC? en el Congreso, ganando millones de pesos, con derecho a beneficios excesivos y sin pagar un solo día de cárcel, burlándose así de la justicia, de los colombianos, y en especial de todos los niños que fueron víctimas de estos monstruos.
Sin lugar a duda el Acuerdo de la Habana debe ser mejorado. Atroces crímenes como la violación a un niño, no deberían ser juzgados por la justicia transicional. Y quienes hayan incurrido en otros crímenes amparados por la dicha justicia, deberían tener alguna pena carcelaria ¡No es posible que estos bandidos hayan hecho tanto daño y nunca hayan pagado por ello!