El pasado viernes 10 de enero, Uber emitió una noticia que cayó como un baldado de agua fría en muchos colombianos. La compañía dejará el país desde el 1ro de febrero, dándole cumplimiento al fallo emitido por la Superintendencia de Industria y Comercio. Dicho fallo se dio luego de que un juez considerará que Uber habría incurrido en competencia desleal.
La salida de Uber del país es un golpe, no solo para los usuarios que a diario se transportaban en los carros adscritos a esta plataforma digital, también es un golpe directo al corazón para 88.000 colombianos que quedarán sin los ingresos económicos que generaban trabajando para dicha compañía como socioconductores. Muchas de esas personas entrarán desde el 1ro de febrero en la larga lista de desempleados de este país. Sumado a esto, sacar a Uber de Colombia, es similar a cerrarle las puertas a la tecnología.
Hoy vivimos en un mundo que nos exige montarnos al
tren de la cuarta revolución industrial, y Colombia no puede hacer justo lo
contrario. La tecnología es un tren que tiene como destino el desarrollo y una
mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, si el país no se monta en ese
tren, seguiremos estando muy lejos de los países que sobresalen por satisfacer
las necesidades de sus habitantes.
Es por eso que, consideramos que la labor del Gobierno
es lograr regular Uber. De esta manera, no solo fomentaría las soluciones
innovadoras y tecnológicas, también fomentaría el empleo y atraería la
inversión extranjera. Esperamos que el Gobierno acelere la regulación de estas
plataformas digitales y de tecnología, que son el futuro. Solo así, lograremos
un verdadero desarrollo en nuestras ciudades y sus habitantes.