Las protestas por el aumento a la tarifa de Transmilenio, nuevamente terminaron en vandalismo y una “Colatón” en Bogotá. Como era de esperarse, los sitios en donde más se han presentado desmanes son Kennedy y Usme, las dos localidades que durante los últimos meses han sido azotadas por el caos, la droga, los bloqueos y la destrucción del espacio público.
La tarifa de Transmilenio subió 150 pesos, lo que generó la indignación ciudadana. Y, aunque la protesta es un modo legítimo de manifestar el inconformismo, el vandalismo es un delito.
La “colatón” en Bogotá es un acto de corrupción
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En esta ocasión, encapuchados promovieron “colatones” en las estaciones de Transmilenio. Es decir, entrar muchas personas al mismo tiempo a la estación, sin pagar su pasaje. Este acto simplemente sigue perpetuando la corrupción en un territorio en donde este flagelo se roba 50 billones de pesos al año.
Un estudio realizado en el 2018, y ´publicado por el periódico El Tiempo, reveló que, al año, los colados le cuestan al sistema 220,000 millones de pesos, una cifra astronómica, que no permite que se destinen recursos en otras necesidades. La corrupción es un acto reprochable, pero no solo es practicada por políticos, también por los ciudadanos que deciden no cumplir la ley en beneficio propio y en perjuicio del bien común. Si queremos cambiar nuestra sociedad, debemos empezar por nosotros mismos.
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